Javier Castrilli me acordou hoje. E acho que acredito nele

Ex-árbitro argentino respondeu ao texto do jornalista Julio Gomes sobre o acontecido há 20 anos

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Foto: Divulgação/Mundo D

Eram 7h29 da manhã quando meu celular apitou. Tomei um susto. Caramba, 7h29! Minha filha vai atrasar para a escola. Ela sempre acorda tão mais cedo do que isso, nem coloco alarme. Dei um beijo na minha mulher, feliz aniversário, meu amor. Agora vou ver quem está me escrevendo a esta hora.

Javier. Castrilli.

Uau. Sim, vocês podem não acreditar. Mas a carta ao senhor Castrilli, que publiquei no meu blog durante a madrugada, havia, sim, sido mandada por mim para ele em espanhol. Eu não imaginei que ele fosse responder. Queria apenas que lesse o que eu tinha a falar para ele 20 anos após a destruição de um sonho adolescente.

Ele não só leu, como respondeu. Creio que seria injusto traduzir este texto. O espanhol escrito e falado por argentinos é maravilhoso. Então deixo aqui o original. Não pedi autorização a ele, mas não vi nada que impedisse tal resposta de ser publicada. Quem tiver dificuldades, pode colocar no Google Translator.

Ao final da resposta de Castrilli, farei algumas ponderações:

”Siento mucho Julio todas y cada unas de tus palabras. Te contesto con el mismo respeto que siento por todos los hinchas que se sintieron dolidos por mis fallos. Seguramente fueron muchos más de lo que pueda imaginar. Siempre luché y seguiré luchando por la justicia. En mi país, como en otros, a juzgar por opiniones en las redes sociales, fui y seré considerado por tratar a todos los clubes de la misma forma. Jamás me tembló la mano para tomar una decisión contra un club grande. Para su conocimiento Julio, fui yo quien una noche de 1996 expulsó a Maradona jugando para Boca Juniors (el club más poderoso de Argentina; el actual presidente de mi país era en ese entonces quien presidía el club) frente a Vélez Sarsfield, que no por haber ganado tantos títulos en esa década pudo nunca tener uña parcialidad numerosa. Siempre Vélez fue un club pequeño de barrio. Por indisciplina expulsé a otros tres jugadores de Boca. El partido iba 1 – 0 a favor de Boca cuando su arquero sacó sobre la línea el balón y mi asistente vio gol. Las imágenes dicen lo contrario. A partir de allí sobrevino el desastre. El partido finalizó 5 – 1 a favor de Vélez y fue el día que el arquero Chilavert convirtió dos goles (uno de tiro libre y otro de PENAL) Mucho sufrí por ese, como por otros partidos. En el año 1992, en el propio estadio de River Plate, se jugaron la final del torneo el local frente Newells de Rosario (equipo del interior del país que siempre se sintieron perjudicados frente a los poderosos de Buenos Aires). River es el otro club más poderoso. También por insultos expulsé a tres jugadores de River a los 20 minutos del primer tiempo. Al finalizar el primer tiempo (el partido seguía 0 – 0) expulsé a su técnico Daniel Pasarella por insultarme. Al comenzar el segundo tiempo expulsé al padre de Gonzalo Higuaín y River quedó con 7 jugadores. El partido finalizó 0 – 5 a favor de Newells que salió campeón. Viví en Buenos Aires en esos años soportando mucho sufrimiento. Mis hijos eran adolescentes (13 y 15 años). De más está detallarle todo lo padecido porque, sin lugar a dudas, usted ha demostrado ser una persona tan respetuosa como inteligente para imaginarlo. Luego del mundial de Francia 98 me designaron para dirigir la final de la Copa Libertadores de América en Guayaquil (Ecuador). Frente a toda la presión del país Vasco da Gama terminó venciendo con lo justo para salir campeón. A mi regreso al país me enteré que el entonces presidente del Colegio de Árbitros de Argentina y amigo personal del presidente de la AFA, el ya fallecido Julio Grondona, había tenido una reunión con árbitros del ascenso donde, entre otras cosas, les dijo: “…antes de sancionar tienen que mirar el color de camiseta de los equipos…”. Lo denuncié. Grondona dijo que yo estaba loco. Llamó a una reunión y a todos los árbitros (incluido los que me habían contado los hechos) les hizo firmar una nota para desacreditarme ante la opinión pública. Los árbitros accedieron y firmaron. Al día siguiente renuncié después de 22 años como árbitro teniendo 41 años y la promesa de un nuevo mundial en Japón-Corea porque acababa de ser nombrado por quinto año consecutivo como mejor árbitro del país por el Círculo de Periodistas Deportivos de Argentina. Estuve tres semanas sin salir de mi departamento. Logré darme cuenta de la centralidad que ocupaba el fútbol en mi vida y decidí reaccionar para buscar la vida en otro espacio. Mi vida no podía quedar reducida al universo fútbol. No por eso mermó mi dolor ante esa pérdida. Créame Julio no tengo otro capital que mi historia personal. Siempre viví aferrado a mi sistema de principios y valores, agradeciendo a mis padres de habérmelos brindado. Créame Julio… cada vez que viajé a Brasil para dirigir un partido lo hice siguiendo los mismos ideales y muchas fueron las veces que ni siquiera sabía qué clubes participaban del partido. Como en esa oportunidad. Ni siquiera sabía que era un cuarto de final. Me enteré cuando arribé a San Pablo. Lamento su dolor como el todos los torcedores de Portuguesa. Créame Julio lo siento mucho. Pero créame Julio que si esa jugada fatal hubiera sido en el área contraria hubiera sancionado lo mismo. Gracias por su mensaje tan dolido como respetuoso. Connota haber sido escrito por alguien con inteligencia y sentimientos profundos. Estaré siempre a su disposición Julio. No pido que me disculpe sólo que me crea. Fuerte abrazo

*****

Esta mensagem tem muita força, eu admito isso. Javier Castrilli não precisava ter me respondido. E o fez com muita classe e educação.

Ele quer dizer aqui que a história de sua vida prova que ele nunca protegeu poderosos, e não seria o caso naquele Corinthians 2 x 2 Portuguesa de 26 de abril de 1998. Se ele errou, errou sem má fé. Eu acho até que acredito nele. Talvez amanhã não acredite mais. Sei lá.

Sua história de vida como árbitro mostra também uma certa vontade de ser mais realista que o rei. E talvez este afã pelo protagonismo tenha levado este senhor a marcar aquele pênalti absurdo, que destruiu os sonhos da pequena torcida da Portuguesa.

Sinto-me feliz. Talvez tenham sido necessários 20 anos para eu que pudesse falar algo decente a Castrilli. Talvez tenham sido necessários 20 anos para que eu tivesse maturidade suficiente para sentir até empatia por sua resposta.

A Lusa está acabando. E isso nada tem a ver com Castrilli. Há muitas páginas que simplesmente não foram viradas no clube, especialmente a de 2013.

A minha, com Castrilli, está virada a partir de hoje.

Por Julio Gomes, para o UOL

LUSA EM PRIMEIRA MÃO
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